Puedo seguir avanzando, pero no quiero continuar si solo pienso en mí. Quiero estar bien yo, aunque no me importe que los demás a mi alrededor lo estén. No me importa si mis decisiones les afectan; solo soy yo, y punto.
Ya no importa los momentos que se han pasado. Ya no quiero seguir así, y listo. Voy hacia lo que sigue. Si me acuerdo de todo lo que me han hecho, de que no me han apoyado, de que no me han escuchado, y de que cuando más los he necesitado, no han estado… entonces, ¿qué sentido tiene seguir aferrándose a eso?
Nunca me he sentido mejor que ahora. Pero, ¿cuándo vas a ver en tu interior? ¿Cuándo vas a analizar lo que hay dentro de ti? Esto no se trata de que tú estés mal y los demás bien, o al revés, que ellos estén mal y tú bien. Se trata de estar bien en tu vida, y sobre todo, en tu interior. Sin embargo, no puedes estar bien si actúas así. Repito: no es que estés mal, pero uno debe analizarse primero. ¿Qué está pasando? ¿Qué es lo que sucede con nosotros? La clave está en tener comunicación, en hablar las cosas abiertamente. Y si, después de todo, algo no está en nuestras manos, dejémoslo en las manos de Dios, quien todo lo puede.
Entiendo que nos sintamos con dolor, con coraje, con odio o con cualquier sentimiento que quieras nombrar. Pero que eso no nos haga sentir que estamos solos, porque tenemos personas que nos aman, nos quieren y nunca nos dejan. Sé que, cuando estamos dominados por esos sentimientos, nuestra razón se nubla. Pero seamos honestos con nosotros mismos. Tómate el tiempo necesario para reflexionar fríamente, pero repito: pon todo en la balanza, no solo lo que tú quieres y necesitas. Si siempre piensas solo en ti, entonces no deberías estar con nadie que te rodea, ya que no podrás hacer que todos hagan lo que tú quieras.
Habla, exprésate y valora lo que tienes. Sé que, cuando estás sumido en esos sentimientos, es complicado razonar o ver más allá. También sé que muchos te han hecho daño, pero no podemos poner a todos en la misma canasta. Es muy difícil no hacerlo, pero no todos son iguales. Creo que hay personas que te rodean que valen la pena, y, sobre todo, hay un Dios que te ama y te apoya en cualquier dificultad. Él nos muestra cómo deben ser las personas que nos rodean. Habrá mucha gente que solo te hará daño o buscará su propia felicidad, pero también habrá pocos que sí buscarán ayudarte, amarte y cuidarte.
Jesús es el modelo que todos debemos seguir para ser como Él y poder ser una bendición para los demás. Él es el único que no nos falla y el único que nos acepta tal y como somos, aunque a veces seamos egoístas y solo busquemos nuestra felicidad. Busca a Dios, y verás que tu vida cambiará. Estarás rodeado de pocas personas, pero de muy valiosas en tu vida.
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