Bailando en la Lluvia

La vida está llena de tormentas, momentos en los que la lluvia de problemas parece no tener fin. A veces, esa lluvia nos nubla la vista, haciéndonos creer que no hay salida. Pero la verdadera pregunta no es si habrá tormentas, sino cómo decidimos enfrentarlas.

La vida se vive un día a la vez. No hay atajos, no hay maneras de evitar que la lluvia caiga. Lo único que podemos elegir es si nos quedamos inmóviles, empapándonos de tristeza, o si decidimos bailar en medio de ella. La diferencia está en la actitud, en cómo enfrentamos aquello que no podemos controlar.

En el camino siempre habrá una roca. Esa roca no se mueve, no cambia, y está ahí para darnos estabilidad. Esa roca es Jesús, nuestra brújula y guía en los momentos más oscuros. Cuando sientas que el dolor y la tristeza amenazan con inundarte, recuerda que no estás solo. La tristeza intentará consumirte, pero no permitas que te ahogue. En lugar de llorar bajo la lluvia, aprende a bailar, confiando en que Jesús está contigo, sosteniéndote.

Sé que decirlo suena sencillo, pero vivirlo es otra historia. Aun así, es posible. No importa cuán grande sea el problema, con Jesús a tu lado, esa roca firme, podrás seguir adelante. Los problemas no desaparecerán por sí solos, pero junto a Él, tienes la fuerza para enfrentarlos. No te rindas, no dejes que la lluvia te venza. Baila, lucha, y vive un día a la vez. Jesús siempre estará contigo, y eso, querido amigo, es todo lo que necesitas.

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