Cuando la oscuridad repentinamente se apodera de tu vida y parece no haber luz que la ilumine, experimentas un cambio vertiginoso que te transporta a un mundo desconocido. En medio de la rapidez con la que la vida puede transformarse, surgen situaciones que te sumergen en la tristeza, la depresión e incluso pensamientos suicidas. Aunque rodeado de seres queridos y apoyo, la sensación de desmoronamiento persiste. Sin embargo, en esa oscuridad, vislumbras una luz distante que representa la esperanza, la cual es la recta final donde encuentras a alguien siempre presente, Jesús."El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿quién podrá amedrentarme?" - Salmo 27:1 (NVI)A pesar de las tragedias y desafíos abrumadores, en la oscuridad más profunda, Jesús llena el vacío y la soledad. Él calma la ansiedad, disipa las ganas de no vivir y brinda su amor incondicional. Jesús ofrece una nueva vida y la capacidad de superar cualquier adversidad. En esos momentos desesperados, al acudir a Él, rendirnos y entregarle todo, encontramos la luz que nos guía hacia adelante."Vengan a mí, todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso." - Mateo 11:28 (NVI)Aunque puedan surgir dudas y cuestionamientos por parte de otras personas, Dios siempre respalda y permanece a nuestro lado, incluso cuando fallamos. La luz verdadera llega con Jesús, quien nunca dejará de apoyarnos."Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: 'No temas, yo te ayudaré.'" - Isaías 41:13 (NVI)