Es importante que nuestras acciones estén en consonancia con nuestras palabras. No podemos obtener agua de dos fuentes diferentes, ni adorar a Dios mientras pisoteamos al prójimo. Aunque como cristianos podríamos decir que no existe tal comportamiento entre nosotros, lamentablemente ocurre con frecuencia. Desafortunadamente, a menudo menospreciamos a alguien por su apariencia, su ropa o su peinado. Es esencial separar las cosas que nos dañan y nos alejan de Dios de aquellas que nos acercan a Él.



Como Jesús dijo en Mateo 7:12: "Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes, porque esto es la ley y los profetas".

La regla básica es tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran. Debemos ser más estrictos con la regla de oro de no juzgar para no ser juzgados. Es importante predicar con hechos en lugar de solo con palabras, ya que como se dice, las palabras se las lleva el viento. Que Dios te bendiga