Muchos piensan que las batallas se ganan con armas. con guerras, con insultos. Pero eso no te hace ganar eso te hace envolverte en ese dolor , en ese odio , en ese coraje. Solo doblando rodillas para clamar a Dios es cuando logramos vencer esas batallas y no por nuestras fuerzas si no por las fuerzas que Dios nos da. Es momento de arrodillarte ante Dios y pedirle que te ayude a vences esa gran batalla que te tiene atado y que por mucho tiempo te ha estado ganando. Hoy llegó el momento de derrotar todo eso en el nombre de Jesús.