Cuando nos sentimos mal por haber fallado a Dios, es importante recordar que Él es un Dios de amor y perdón. No debemos tener miedo de confesar nuestros errores y buscar su perdón. Además, es beneficioso encontrar a alguien en quien confiar y compartir nuestras luchas, alguien que nos escuche sin juzgar y pueda brindarnos buenos consejos. No debemos ocultar nuestros problemas, sino hablar de ellos, ya que seguramente habrá otras personas que han pasado por situaciones similares. Nunca estaremos solos en nuestras dificultades, siempre habrá personas dispuestas a escucharnos y ayudarnos. Todos pecamos, pero solo unos pocos se levantan y siguen adelante. No permitas que tus errores te derriben y, sobre todo, no permitas que te alejen de Dios, quien es lo más importante en tu vida.
Es común caer en pecado y sentir que no podremos salir de esa situación, pero debes saber que Jesús ya pagó por tus pecados al morir por ti en la cruz, para que puedas recibir el perdón. Solo necesitas confesar tus pecados y recibir a Jesús en tu corazón. No te permitas caer, especialmente en estos tiempos en los que muchos cristianos están desanimados y se alejan del Señor. Recuerda que el cielo es para los valientes. Toma tu arma, la Biblia, y sal a luchar. Seamos testigos de Dios, proclamemos su amor al mundo y recordémosles que el fin de los tiempos se acerca.
Recuerda que solo Él puede sacarnos de toda la corrupción presente en este mundo. Ten esperanza, porque un día cercano todo esto cambiará y viviremos eternamente con Él