Cierra la puerta

¿Cuántos de nosotros no nos hemos sentido derrotados, sin fuerzas para seguir adelante, pensando que nada ni nadie puede ayudarnos? Pero siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos, alguien que nunca nos abandonará. Así que cierra la puerta a la negatividad.

A menudo nos sentimos tristes y tratamos de llenar ese vacío con cosas como personas, vicios o bienes materiales. Pero esto solo nos hunde más en la depresión, y la única forma de superarlo es conocer el verdadero amor. Cierra la puerta a la tristeza y ábrele la puerta al amor.

A veces, cuando todo parece salir mal, recurrimos a los vicios, creyendo que esto mejorará las cosas o nos ayudará a olvidar. Pero esto es un error, ya que ningún vicio puede solucionar nuestros problemas ni ayudarnos a olvidarlos. Cierra la puerta a los vicios y ábrele la puerta a la esperanza.

En la vida hay momentos de tristeza, dolor, aflicción y felicidad. Sea cual sea tu situación, no abras la puerta a nada que te aleje de tu camino. Imagina que estás en un laberinto lleno de muchas puertas, cada una de las cuales lleva a algo diferente: lujos, dinero, personas, sexo, soledad, depresión, muerte, etc. Pero entre todas estas puertas hay una que sobresale, con una corona de espinas, algunos clavos, mucha sangre y un brillo especial. Esta es la puerta de aquel que dio su vida por ti, para que no tengas que pelear sola/o en la batalla de la vida, ya que Él ya la ganó por ti. Solo tienes que aceptarlo en tu corazón, arrepentirte de tus pecados y declararlo en tu vida. Verás que esta puerta nunca se cerrará, porque será para la eternidad. Recuerda que hay muchas puertas, pero solo una es la puerta de Dios. No desaproveches esta oportunidad y ábrele la puerta de tu corazón a Jesucristo

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