Este dolor puede durar semanas, meses, e incluso años, y puede que nunca desaparezca del todo. Es posible que sigas preguntándote dónde estará esa persona, que sientas la necesidad de abrazarla y decirle cuánto la quieres.
Con el tiempo, uno puede llegar a aceptar la realidad de la muerte como una parte natural de la vida, y comprender que algún día también moriremos o perderemos a un ser querido. La mejor manera de superar esta pérdida es estar cerca de Dios. Aunque el dolor no desaparecerá completamente, es importante llorar y permitir que salgan todos tus sentimientos. Pide a Dios que te abrace y te consuele, recuerda que eres la niña de sus ojos y él te cuidará.
La vida está llena de altibajos, de risas y lágrimas, de caídas y momentos difíciles. Pero no te preocupes, el final de todo será estar con Dios y reunirnos con nuestros seres queridos en el cielo, donde todos estaremos juntos alabando a Dios.
Cualquiera que sea el dolor que estés enfrentando o que hayas enfrentado, recuerda que todo saldrá bien y que nada podrá derribarte. Sigue adelante y disfruta de tus seres queridos mientras los tengas contigo, porque después de que se vayan, no podrás lamentarte por lo que no hiciste. Así que vive la vida al máximo