Hay momentos en los que nada parece llenarnos, ni hacernos felices. Y esto se debe a que nos falta algo en nuestras vidas, algo que solo Dios puede llenar. Él es quien nos acompaña incluso en el valle de la muerte. Es quien borra las caras tristes, la sonrisa mecánica, y el dolor que nos está matando poco a poco. Él es el único capaz de poner la alegría en nuestros corazones y de hacer realidad todo lo que parecía imposible. Así que, si me preguntan por qué soy tan feliz, es porque tengo a Él en mi corazón.
Un versículo bíblico que puede complementar este mensaje es: "El gozo del Señor es nuestra fortaleza" (Nehemías 8:10)