Hermano tacuchito

Esta es una historia que le sucedió al primo de un amigo. El amigo solía pastorear en un templo bajo la tutela de un pastor muy estricto, a quien llamaban cariñosamente el Hno. Tacuchito. Este pastor era bastante peculiar y es, de hecho, el pastor más estricto que he conocido en mi vida cristiana. Él exigía que todos los congregantes vistieran formalmente y que nadie, a menos que fuera nuevo, asistiera sin una Biblia. Debido a esto, muchas veces el templo estaba medio vacío.

En este templo, cuando llegaba el momento de orar, todos teníamos que levantarnos y tomarnos de las manos. La persona designada para dirigir la oración debía pasar al frente y orar por todas las peticiones del día. El Hno. Tacuchito era considerado como el más devoto, pues siempre seguía la palabra de Dios de manera rigurosa. Sin embargo, un día, el templo y el Hno. Tacuchito recibieron una sorpresa. Descubrieron que él no tenía un título de pastor legítimo, ya que había pagado para pasar las materias del instituto bíblico. En otras palabras, su título era falso. Fuera del templo, el Hno. Tacuchito era una persona sin valores y sin el amor de Dios en su corazón. En pocas palabras, llevaba una doble vida y una doble moral. Cuando los miembros del templo se enteraron, se fueron de la iglesia y el Hno. Tacuchito dejó de ser pastor. Finalmente, hizo lo que siempre había querido: vivir sin restricciones.

Moraleja: Ser hijo de Dios no se trata de seguir reglas o de ser perfectos, sino de tener una relación personal con Dios. Nunca podremos ser perfectos, y la mayoría de las personas que se creen perfectas son, de hecho, las más imperfectas. Esto también sucede en el ámbito cristiano, donde los que se creen más devotos a menudo son los más mundanos. No debemos creernos más o menos cristianos, ya que eso no es lo que Dios quiere. Lo que Dios quiere es nuestro corazón y que lo entreguemos para que él lo transforme. Debemos dejar de lado la religiosidad que a veces nos encadena, pero tampoco debemos ser tan liberales. Debemos llevar una vida equilibrada en Dios

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