Muchos cristianos creen que el cristianismo se ejerce exclusivamente en una iglesia, y que construir un templo y cumplir con los deberes del ministerio es suficiente para ganar el cielo. Sin embargo, asistir a un templo cada semana o participar en reuniones especiales no es suficiente para asegurar la salvación de una persona. Incluso he visto que ocurren actos inmorales y pecaminosos dentro de las mismas iglesias, lo que sugiere que simplemente cumplir con las actividades del ministerio no es suficiente para ejercer el cristianismo.
Para ejercer verdaderamente el cristianismo, debemos salir de la comodidad del templo y predicar el evangelio en las calles. Debemos compartir el amor de Dios con aquellos que nos rodean y ganar almas para Cristo. En lugar de competir por el dinero, la inteligencia o la belleza, deberíamos competir para ver quién puede ganar más almas para el Señor.
Es importante recordar que el verdadero cristianismo no se trata de asistir a un templo o de cumplir con los deberes del ministerio. Se trata de seguir el ejemplo de Jesús, quien amó y sirvió a los demás y dio su vida por nosotros en la cruz. Al seguir su ejemplo, podemos ejercer verdaderamente el cristianismo y hacer la diferencia en el mundo.