En este planeta, a menudo enfrentamos obstáculos que nos hacen tropezar y caer, dejándonos heridos y preocupados por el futuro. Algunas personas se aferran a esas heridas y se permiten ser vencidas por ellas, pero no tienes que ser una de ellas. En la vida, puede aparecer alguien como Pedro, Juana o Daniela, que intentará hacerte caer y te dejará luchando contra la adversidad, como el divorcio, los vicios, la depresión, la soledad o el rechazo. Sin embargo, no te dejes vencer por estas cosas, ya que con Cristo, eres más que un vencedor.
Cuando sientas que no puedes continuar, cuando una herida te desgarra o piensas que tu pecado es demasiado grande, recuerda que con Dios, todo es posible. Pon tu mirada en Él y Él te sacará de ese lodazal y te evitará caer de nuevo en el mismo pecado. Déjate guiar por Su Espíritu Santo, y Él te llevará a la victoria. Recuerda Romanos 8:37, "En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó", y Josué 1:9, "Sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas"