Últimamente he notado que algunas personas se creen perfectas y juzgan a los demás sin tener en cuenta sus propios errores. Incluso llegan a pedir la pena de muerte para los asesinos, pero se olvidan de que la Biblia también nos dice que ningún asesino entrará al reino de los cielos (1 Corintios 6:9-11). Es importante aplicar la Biblia de manera coherente y no solo seleccionar los versículos que nos convienen.
Por ejemplo, muchas personas dicen que son cristianas, pero luego se jactan de no fumar, no beber, no tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, no ver pornografía, etc. y se sienten superiores a los demás que han caído en estos pecados. Pero la realidad es que todos hemos pecado y necesitamos del perdón de Dios. No hay nadie que sea mejor que otro, todos somos iguales ante Dios.
Por lo tanto, en lugar de juzgar y condenar a los demás, debemos ayudarles a encontrar a Dios y a cambiar sus vidas. Todos necesitamos de la gracia y el perdón de Dios, y es nuestra responsabilidad compartir el mensaje de amor y salvación con aquellos que lo necesitan. Al recordar que todos somos pecadores y necesitamos de la misericordia de Dios, podemos vivir en plenitud y en armonía con Él. Recordemos siempre Romanos 3:23 y actuemos en consecuencia