El gol es el acto de meter el balón en la portería del equipo contrario. Cuantos más goles marques, mayores serán tus oportunidades de ganar. Esta analogía del fútbol también puede aplicarse a la vida diaria. Al igual que en el campo, debemos tratar de marcar tantos goles como sea posible para tener éxito en la vida.

Sin embargo, debemos tener cuidado de no marcar goles en nuestra propia portería. Esto se traduce en tomar decisiones equivocadas como emborracharse, no comer bien, estar enojados, sentirnos mal, tomar caminos equivocados o alejarnos de Dios. Todo esto equivale a marcar un autogol. Debemos evitar cometer estos errores y no permitir que afecten nuestra vida.

Este partido llamado vida puede durar de 30 años a 50 años o más. Por lo tanto, debemos concentrarnos en mejorar nuestra técnica para marcar goles y convertirnos en campeones. El trofeo se nos otorgará en el cielo cuando estemos con Cristo. Para participar en este torneo celestial, sólo se nos exige un requisito obligatorio: tener a Cristo en nuestro corazón. Si no lo tienes, solo tienes que orar a Dios y pedirle perdón por tus pecados y aceptarlo como tu Salvador. Entonces tu nombre será escrito en el libro de la vida y podrás participar en el juego celestial y marcar muchos goles, coronado por el Padre Celestial