Algunos dicen que estamos locos por seguir a Cristo, pero para nosotros, esta locura es una bendición que nos ha dado una razón más poderosa para vivir.

La gente puede pensar que somos insensatos, pero sabemos que nuestro Señor es más que un simple nombre. Él es el Todopoderoso que nos ha concedido la vida eterna y una vida plena en abundancia. En contraste, mientras el mundo se aferra a las adicciones como el alcohol, las drogas y el cigarrillo, nosotros nos aferramos a la droga celestial: la presencia de Cristo. Cuando la probamos, su efecto dura para siempre, llevándonos a una vida eterna y a un hogar en el tercer cielo.

Mientras algunos están obsesionados por personas, animales, estatuas, religiones, vírgenes o papas, nosotros nos volvemos locos por Dios. Nos caracterizamos por defender nuestras convicciones y el evangelio de Jesús. A pesar de que todos los que hemos tenido un encuentro con Cristo deberíamos estar locos por Él, lamentablemente hay cristianos tibios que se callan por temor al qué dirán. Yo te invito a ser un loco por Jesús, un loco que defiende el evangelio y sus convicciones, y que no se avergüenza de declararse como cristiano. Ve al templo, escucha música cristiana y recuerda siempre que Cristo murió en la cruz por ti para darte vida eterna y esa locura celestial que solo Él puede dar. Tu manicomio es el cielo, donde serás recompensado por tu fe y amor por Él.

Como dice la Biblia: "Porque si estamos locos, es para Dios; y si estamos cuerdos, es para ustedes" (2 Corintios 5:13). Si la vida normal es la que el mundo ofrece, entonces yo prefiero ser un anormal para Dios.