La mentira | Cristiano religioso | Cristiano dominguez


LA MENTIRA

La fe cristiana no se trata de una actividad de fin de semana, sino de una relación diaria con Dios. Jesús dijo en Juan 15:5: "Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, y yo en él, lleva mucho fruto; porque separados de mí nada pueden hacer". Así que si queremos ser verdaderos cristianos, debemos permanecer en Cristo y tener una relación activa con Él todos los días.

Además, la Biblia nos advierte sobre los falsos maestros y pastores que buscan enriquecerse a costa de los fieles. En 1 Timoteo 6:5, Pablo dice: "pleiteando constantemente sobre palabras, de lo cual nacen envidias, contiendas, injurias, sospechas maliciosas". Debemos ser cuidadosos al elegir a quienes escuchamos y seguimos en la fe.

En cuanto a la actitud hacia los ancianos en la iglesia, Santiago nos recuerda en Santiago 1:27 que debemos "visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo". Debemos tratar a todos los miembros de la iglesia con amor y respeto, sin importar su edad o situación.

En cuanto a la verdadera fe en Cristo, la Biblia dice en 1 Juan 2:6: "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo". Esto significa que nuestra fe debe ser evidente en nuestras acciones y comportamiento diarios, no solo en la iglesia los domingos.

Finalmente, debemos tener cuidado de no caer en la tentación del dinero y el comercio en la iglesia. En Juan 2:13-16, Jesús se enojó y echó a los cambistas y vendedores del templo, diciendo: "No hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio". Debemos mantener la integridad de la iglesia y no permitir que se utilice para ganancias personales.

En resumen, ser un verdadero cristiano no se trata de una actividad de fin de semana, sino de una relación diaria con Dios. Debemos tener cuidado de los falsos maestros y pastores, tratar a todos los miembros de la iglesia con amor y respeto, y mantener la integridad de la iglesia. Como dice la Biblia en 2 Timoteo 2:15: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad".

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